Natificado: Mamut

He ido a tres ‘sucursales’ de este establecimiento de comida rápida y me di cuenta que no había comentado ninguna de esas visitas. Ya era hora y aquí está.

El Mamut es un restaurante muy al estilo gringo pero no tanto como Ruby Tuesday o Applebee’s. Hay varias sucursales, yo conozco la de Bandera, el Mall Plaza Norte y el de 11 de Septiembre. He ido a almorzar varias veces y siempre pido lo mismo.

El Spaghetti Shrimp Scampi o tallarines con camarones. Pucha la cuestión rica. Lo amo. De verdad que pienso en probar otra cosa y no puedo. Como la mayoría de los otros platos que componen la carta son principalmente carne de vacuno, y a mi no me gusta mucho la carne, termino comiendo los tallarines. No me arrepiento.

Mi pololo también tiene su preferido, el Pepper Stake con Puré Cheddar. El puré es muuuuuy rico, me encanta. Lo único que le falta a ese plato es una ensalada, porque el puré es algo seco y la carne también. Su tomatito, una lechuguita. No, el brócoli que acompaña no cuenta como ensalada.

El ambiente en el Mamut es familiar, en algunas sucursales más que en otras; puedes juntarte con amigos o compañeros de oficina, tomar un traguito, picar alguna cosa (hay enchiladas, alitas de pollo, papas fritas) y conversar.

Obviamente, hay cosas que me molestan, son las menos pero molestan siempre.

1. La comida se demora mucho en llegar. Sí, te avisan que se van a demorar entre 15 a 25 minutos, dependiendo de qué pediste; pero me ha tocado esperar cerca de una hora. Considerando que casi siempre me arranco a la hora de almuerzo y debo volver al trabajo a cierta hora, molesta. Además que da mucha hambre esperar tanto.

2. La música ambiental siempre está fuertísima. Al menos en el local de Bandera. No es que yo sea una vieja de mierda, de verdad, pero ponen la música TAN fuerte que apenas escucho mis propios pensamientos. Las últimas dos veces que he ido, le he tenido que pedir a quien nos atiende que por favor le baje el volumen. Entre la música fuerte y el ruido ambiente de las conversaciones alrededor, todas gritadas porque la música está muy fuerte, es un círculo vicioso atroz al que te unes porque no queda otra. Lo (muy) bueno es que no te hacen problemas si pides que bajen la música. Al menos no me ha pasado, no como en otras partes.

Así que eso. Si les gusta la carne y tienen tiempo relajado para almorzar, se los recomiendo. A mi me falta probar los postres así que tengo que volver a eso, porque voy a volver, lo sé. Es el poder de los malditos tallarines con camarones, es que son TAN ricos.