Actores: Bryan Greenberg

Este cae bajo la categoría «Sí, yo también veo weás porque el mino está rico» (Marca Registrada por mi amiga Paula). No es que derroche talento pero tampoco es taaaaan mal actor, es promedio, pero es justo el tipo de hombre inalcanzable que a mi me gusta así que por eso decidí poner un poquito de eyecandy por aquí. Siempre se necesita un poquito de dulce para los ojos, ¿no?

La primera vez que vi a Bryan Greenberg debo haber estado muy aburrida porque estaba viendo un capítulo de One Tree Hill, esa serie ñoña y eterna que algún día terminará. Al principio, Bryan era uno de los compañeros de colegio de la protagonista (la rubia) pero llevaba sobre los hombros la carga de la historia profunda entre las historias profundas que se dan en los dramas gringos para adolescentes: era papá soltero. Salía con un corte de pelo horrendo pero le cantaba a la hija y, de todos, fue el que más me gustó. Claro que después le perdí el hilo porque esa serie es aburridísima.

Después me di cuenta que había aparecido en un montón de otras series pero siempre como el jovencito amigo del que mató a alguien o el amigo del tipo que se metía con la protagonista. O sea, daba lo mismo siquiera buscar esos episodios porque, además, las series eran malas. Veo tonteras pero nunca tan fanática.

Hasta que llegué a Prime. Prime es una comedia romántica protagonizada por Uma Thurman y Meryl Streep. La shuper idea es que Meryl es la terapeuta de Uma y Uma le habla de lo difícil que es encontrar a su media naranja (súper creíble el rol) y de cómo su última ruptura la había terminado arrojando a los brazos de un hombre menor (Bryan) que resulta ser el hijo de la terapeuta. No es así que loca que comedia ni menos qué romántica pero el eyecandy está y por las nubes. Creo que he visto esta cuestión como cinco veces. Uff.

De ahí lo encontré por casualidad en una película con Alan Rickman llamada Nobel Son, que en realidad vi porque salía Alan Rickman. Debe ser la primera película buena en que lo veo. También sale en Bride Wars, con  Kate Hudson y Anne Hathaway y me gusta esa película porque es livianita, el problema es que Bryan sale como tres minutos. Igual la veo.

A Bryan siempre le ha ido mejor en la televisión y consiguió el protagónico en el remake para la pantalla chica de Beautiful Girls, esa película donde Timothy Hutton vuelve a su pueblo de infancia después de escribir un libro sobre él y ahora todos están enojados con él pero se reconecta con sus ex amigos y tiene una relación medio extraña pero interesante con la vecinita, una muy joven Natalie Portman. Bueno, Bryan hace el mismo papel que Hutton pero en una serie: October Road. Aquí no hay vecinita pero los ex amigos lo tratan peor que al original y sale la colorina de That 70s show y no es una serie mala, aunque duró dos temporadas, pero es como del montón, onda Everwood. Igual a los actores les gustaba trabajar juntos y cuando la cancelaron inventaron un episodio especial donde cerraban los cabos sueltos de todos los personajes y revelaban el secreto que se mantuvo durante toda la serie.

¿Ven como no he hablado mucho de los personajes que ha hecho Greenberg? En realidad no tienen nada de memorables. Siempre son tipos talentosos (tocan la guitarra, algunos cantan, otros dibujan o pintan), viven en Nueva York o sus alrededores, caminan por una de sus lindas calles con un café en la mano y tienen hartos amigos cool/hipsters con los que tienen conversaciones sobre la vida. Esa es su onda y a veces aburre ene pero a veces me gustan harto.

Eso me recuerda que en lo último que lo vi fue en How To Make It In America, una serie que duró dos temporadas en HBO sobre un par de veinteañeros que inventaban distintos negocios para conseguir plata y poder hacer realidad su sueño americano. Al final empiezan a diseñar ropa y a meterse en el mundo de la moda y no sé qué más porque nunca terminé la segunda y última temporada. Sorry, Bryan.

En realidad como que no se merecía mucho un post, pero me gusta mirarlo porque es medio colorín y pecoso y es mi vida, ¿ya?

Actores y Actrices: James McAvoy

No puedo empezar sin hacer esto. Permiso. JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAMES.

Ya. Ahora sí.

James McAvoy y yo llevamos 12 años de relación (aunque él no lo sabe). Ha sido una relación tranquila, amorosa, pasional, que continúa haciéndome feliz porque como James me quiere, no se mete a hacer películas atroces a cada rato.

La primera vez que vi a McAvoy fue cuando estrenaron Band of Brothers, esa maravilla de serie sobre la Segunda Guerra Mundial producida por HBO, donde aparece en el capítulo 4: «Reemplazos». Sale tan niño, tan recién salido de la caja que queda perfecto para el rol. Ahí ocurre nuestro primer encuentro, cuando su personaje está en un bar y un soldado lo llama, entonces James -que es joven pero no es menso- se da vuelta con cara de soldado serio y sube la ceja izquierda. Señores del jurado, evidencia Nº1:

El joven James, sabio para sus cortos años, utilizará esta estrategia para ganar adeptos con el tiempo, provocando soponcios y caída de churrines alrededor del mundo. En serio.

Prendada de su eh… talento, obvio, empecé a buscar más cosas en las que salía él, con la ayuda del amigo del videoclub. Ahí encontré Children of Dune, donde hacía del hijo del protagonista de la serie original, el heredero, el joven padawán. Se supone que Leto, su personaje, tiene como 7 años y James tenía 19, pero me dio lo mismo. Amé la serie con locura porque ahí pude decir «James no es tan sólo una cara bonita». NO! También tiene tremendo cuerpazo. Jajaja. (Ya, si voy a dejar de escribir huecamente en este párrafo, lo juro).

James McAvoy nació y se educó en Glasgow, una ciudad oscura y algo deprimente; pero tuvo la suerte de mudarse pronto a Londres, donde consiguió trabajo en el teatro y en pequeñas producciones de televisión. Así como Estados Unidos tiene su General Hospital y, no sé, Dinastía; en Inglaterra tienen Inspector Lyndley y otras series de donde han salido montones de actores/actrices que sigo hasta hoy. Ahí hizo de prostituto, del hijo del barman del pueblo, del mejor amigo del protagonista, etc. Hasta que llegó State of Play.

Yo no sé si ustedes han visto State of Play, pero si no, tienen que verla. Es una miniserie de seis episodios sobre un caso de asesinato y corrupción en la corte de Londres, prensa incluida, con gente tan increíble como Bill Nighy, David Morrisey, Kelly MacDonald y James, obvio. Es buenísima y deberían verla ahora ya.

Después de llevar a la pantalla grande la historia de Rory O’Shea, aparecer en Wimbledon (amo esa película) y pasar por una serie de televisión en Shameless, le llega el reconocimiento mundial con El Último Rey de Escocia. Peliculaza. No sólo por el tema que muestra, brutal, sino que también por las actuaciones, todas increíbles. Me da escalofríos recordarla. Muy buena película.

Eso pasó justo después que estrenaron la primera parte de Las Crónicas de Narnia, donde hacía del Fauno y fue terrible ver esa película porque ¿cómo iba a encontrar sexy a un tipo medio caballo?! Atroz. Pero la película es linda y el Sr. Tumnus también y mejor pasemos a lo que sigue.

Aquí viene el período Jamescístico que más me gusta. Como ya era un nombre rentable, el espectro de trabajos que llegaban a su mesa creció y eso le permitió hacer hasta comedias románticas. De aquí salió Penelope (donde Christina Ricci tiene una horrible nariz de cerdita y James hace un horrible acento americano); Starter for Ten (mi favorita, porque sale de nerd pero es buen cabro y hace pareja con Rebecca Hall, a quien adoro); Wanted (esa con Angelina Jolie. Meh); Atonement (mucho mejor que el libro); y Becoming Jane (toneladas de suspiros. TONELADAS).

Ahora James es hiper conocido porque hizo del Profesor Charles Xavier en los X-Men con Fassbender y anda subiendo la ceja por todas partes. Pero yo recuerdo esa primera vez y me siento especial, porque nadie más conocía del poder hipnótico de la ceja y ahora como que se chacreó. Pero no importa. James sigue siendo mi actor favorito de la vida, ese que la gente que me conoce asocia a mí de inmediato, ese que podría hacer de árbol en una película de terror y yo la vería igual, porque así es el fanatismo y si de alguien soy fan es de James, ese del acento escocés, la barba colorina y la ceja izquierda. 🙂

Cosas que amo: los dramas koreanos

Todo comenzó hace un par de años, cuando una muy querida amiga, sin saber en lo que se estaba metiendo, me pasó tres DVDs donde venía entera una serie llamada Coffee Prince (El Príncipe del Café). Yo, inocente paloma, puse el primer DVD en el reproductor y no paré hasta llegar al episodio 8 porque OH MY GOD. Siempre me gustó ver televisión pero desde que habían cancelado los Archivos Secretos X que no sentía esa necesidad imperiosa de ver el episodio siguiente, sólo para saber si pasaba algo entre los protagonistas o no.

Las series coreanas son como nuestras teleseries/telenovelas, sí; pero son más cercanas a los cuentos de hadas. Generalmente aparece la chica pobre que se enamora del millonario, pero no caen en cliché; son tan encantadoras, tan lindas, tan tiernas y tan ñoñas a veces que hacen que te mates de la risa y que quieras ver más y más. El caso de Coffee Prince (en al foto) es único, en todo caso. A quien se la he prestado ha debido sufrir por la adicción que provoca, esa necesidad de no poder ponerle Stop al DVD y de seguir viendo capítulos de más de una hora de duración, uno tras otro tras otro y otro más, porque es así de entretenida y uno quiere saber si va a pasar algo más ahora YA.

Para quienes no saben, Coffee Prince se trata de un joven millonario que abre una cafetería atendida exclusivamente por hombres (para atraer a la clientela femenina, ¿ven? Brillante). El problema es que se le inmiscuye una chiquilla, disfrazada de muchacho, y empieza a trabajar en la cafetería. Ver al pobrecito cuestionarse toda su vida porque como que empieza a tener sentimientos por este compañero de trabajo es tragicómico, adorable y maravilloso, todo junto.

De las series, salté a las películas coreanas y tampoco me han decepcionado. Yo no veo películas de terror eso sí, pero los dramas coreanos no tienen nada que envidiarle a la comedia romántica más éxitosa de Hollywood. He visto historias hermosas de época, contemporáneas y otras muy graciosas. Claro que hay películas malas también o tener (subrayado, destacado) que ver películas y series enteras sólo para ver a Daniel Henney, el único actor coreano que sale en ene cosas coreanas pero no habla una palabra de coreano!!! O sea, mírenlo! ¿No verían lo que fuera si saliera en la pantalla? ¿Ah? No me juzguen, ¿ya?

¿Por qué las coreanas y no las japonesas?

  1. Las series coreanas son un poquito más largas, entonces hay más desarrollo de historia pero sin dar la lata. Yo prefiero así porque si me gustó algún personaje o actor/actriz, tengo más capítulos para verlos.
  2. Revelan un poquito más porque parece que los coreanos no son tan conservadores como los japoneses. Mish. ¿Quién lo hubiese pensado?
  3. He encontrado actores coreanos bastantes buenos de cara/cuerpo y hay que tomar eso en cuenta también, no?
  4. Tienen mejor desarrollo de personajes. En las japonesas que he visto, hay personajes que salen en un sólo capítulo y después aparecen al final y es como plop. Además, como son más cortas, apuran mucho el asunto y a mi me gusta la tensión, el comerme las uñas, el gritarle a la pantala YA PO HASTA CUANDO?!?!?
  5. El amor suena distinto en coreano. A pesar de ser un idioma tan diferente, ya me acostumbré a que cuando hablan despacito y se susurran al corazón dicen cosas tiernas, lindas y me hacen suspirar.

Finalmente, veo dramas coreanos por mi actriz coreana favorita, de la cual nunca recuerdo el nombre porque se llaman todos igual (uff!), pero jamás podría olvidar su cara. Eso de que tiene los dientes chuecos le da un noséqué mayor y hasta cuando hace de súper pobre y come arroz en el suelo, la encuentro total. No es hermosa pero tiene una personalidad fantástica. Le creo cuando se ríe y, por sobre todas las cosas, me duele en el alma cuando la veo llorar. Es que llora con tanta pena!! Me dan ganas de meterme a la tele a darle un abrazo y como no puedo, lloro con ella.

Si nunca han visto dramas coreanos, les recomiendo a ojos cerrados con los dedos en el agua caliente Coffee Prince. Fue mi primer k-drama y la he vuelto a ver como 5 veces, a quien se la he recomendado, la ha amado. Pueden seguir con Mi Nombre es Sam Song (sobre una gordita bien graciosa) o con Goong (sobre la monarquía coreana). En lo que a películas se refiere, les recomiendo Antique Bakery, porque todo ocurre en una pastelería y ñami.