.
Seguir leyendo «Libros 2020 (15): Ballad of Songbirds and Snakes»
Inspiración, creatividad y buena onda. Posteo de cine, libros, música, la vida y lo que me gusta.
La vi el viernes. Puede que haya spoilers. Pero enanitos.
Me enamoréeeeeee.
Ay, dios mío.
Terminé el libro el domingo.
Con estreno en el cine, incluido.
Anoche fui a ver Los Juegos del Hambre: En Llamas. Ayyy.
Siempre me ha gustado leer aunque sólo después de la Universidad empecé a leer por placer, libros distintos, todo lo que caía en mis manos. En la época escolar, leía lo que era obligatorio y eso me limitó harto. Menos mal que nunca me hicieron leer el Quijote, al menos mis profesoras eran un poquito más modernas en ese sentido.
La cuestión es que hace unos años que leo de todo, mayormente novelas, y de todo lo que he leído, estos son mis favoritos:
05. The Passage, Justin Cronin
No sé bien cómo llegué a este libro, aunque recuerdo que lo vi recomendado en quinientas mil listas de libros así que, sin saber nada de él, lo busqué y lo leí. The Passage trata sobre un mundo apocalíptico en el que criaturas espectrales han ido acabando con la población mundial. Seguimos el viaje que hace Amy, una niña de 6 años que fue abandonada por su madre y que parece tener una relación especial con estas criaturas. Ella, junto a otras personas, realiza un viaje por el desierto en busca de otros humanos, de alguien que pueda salvar a la aldea donde viven, de una mano que los rescate de la muerte segura por el hambre, la falta de energía o las criaturas que acechan.
Me gustó el tono del libro, es oscuro y algo tenebroso, angustiante, claustrofóbico. Tiene personajes buenos, algunos de verdad interesantes y de los que me encantaría saber más. Como no sabía ni de qué se trataba el libro, tampoco supe que es la primera parte de una serie y que hay que esperar a julio para la segunda parte. Maldición. Pero igual se los recomiendo porque es muy bueno. Me gustó eso de quedar con cara de pregunta todo el rato, intentando descifrar qué son las criaturas y qué quieren (fallé espectacularmente).
04. La Apología de Sócrates, Platón
Este libro me cambió la vida. En serio. Lo leí en dos oportunidades diferentes: el primer año de Universidad, con un profesor que pasaba la clase entera leyendo el libro pero explicaba poco, no hacía preguntas y daba sueño; y en el último, cuando estuve de intercambio en Canadá. Ahí el profesor era un cura y la clase completa era una discusión del libro, con propuestas, preguntas y trabajos escritos que te hacían pensar demasiado. Me gustó ese ejercicio y me metí de lleno en el libro y me saqué puras A+, me creía el hoyo. Pero no fue sólo por eso que este libro cambió mi vida.
La Apología de Sócrates trata sobre el juicio al que Sócrates es sometido en Atenas, acusado de corromper a la juventud con su filosofía. La corte da sus argumentos y Sócrates, pillo él, los derriba uno a uno usando la fuerza de la razón. Además, de pasadita, termina acusando a la corte y a Atenas completa de no dar el ancho y poco menos que les dice que van a terminar todos mal si no dejan de lado sus vicios.
No lo puse más arriba porque no es de los libros que leo seguido, pero La Apología de Sócrates es probablemente el libro que más impacto ha tenido en mi comportamiento. Eso de «sólo sé que nada sé» viene de acá y es tan cierto. Vivimos en una sociedad donde las apariencias engañan, donde hay gente (no sé si la mayoría) que se desvive por demostrar cosas que no son y eso me derrumba. Con este libro entendí que no es malo hacer preguntas, no es malo admitir que una no sabe algo, no es malo cuestionar pero no cuestionar por cuestionar, sino que para entender mejor las cosas, para construir algo mejor, para avanzar. Después de leerlo, nunca más me quedé callada por no entender algo. ¿Cómo voy a aprender si no pregunto cómo funcionan las cosas? Nada peor que los sordos y los ciegos que no quieren ver. (Por eso mismo odio a la gente terca, uf).
03. Los Juegos del Hambre
Ya les hablé del libro y de la película pero igual tenía que estar en este listado, porque los he leído montones de veces, los tres; porque todavía hacen que se me apriete la guata con ese sentimiento de VA A QUEDAR LA CAGÁ; porque no hay personaje que odie (y eso sí que es raro) aunque no soy muy fan de Prim; porque hay personajes que adoro y quiero pasar más allá de las páginas para abrazarlos un buen rato (Haymitch, Finnick, Peeta). Porque desde que leí Harry Potter que no tenía una reacción física con algo que leía y agradecí el poder conmoverme al leer de nuevo. Es tan raro que pase eso, que una historia me agarre de los talones y me remezca y no pueda ni dormir pensando en qué pasará después. Me fascina cuando eso pasa.
02. Harry Potter y el Prisionero de Azkaban
De todos los Harry Potter este es mi favorito. Amo los últimos cuatro, cinco capítulos. Recuerdo el dolor cerebral que me provocaron la primera vez que los leí, no podía creer lo que estaba pasando, no podía entender que JK Rowling nos hiciera esto, porque la carcajada que debió emitir cuando escribió esos últimos capítulos se debió escuchar hasta la China. Creo que este es el libro que cambia la saga completamente, es aquí cuando deja de ser un libro para niños y pasa a ser una saga épica de proporciones con OMGWTF incluído.
En la tercera entrega, Harry (13) debe lidiar con un asesino que quiere su cabeza, tomar venganza por haber pasado 13 años en la prisión mágica, Azkaban. Pasamos el libro completo teniéndole miedo a la posible confrontación entre Harry y Sirius Black, nos enteramos de que era el mejor amigo del papá de Harry y que los traicionó la noche en que Voldemort desapareció. Todos listos para odiar a Black, fácil. Pero en los últimos cinco capítulos la historia se da vuelta completa: Sirius no es malo, no quiere asesinar a Harry; al contrario, él sabe quién fue el verdadero culpable de la muerte de los Potter y quiere proteger a Harry de ellos. El que, además, se descubra que el verdadero traidor es LA RATA DE RON! O sea, ¿cómo les quedó el ojo?
En mi vida había leído tan rápido queriendo leer lentamente para saborear cada palabra. Y esa es la razón fundamental de por qué este libro está en el segundo lugar. Adoro leer esos últimos capítulos lentamente, dejando que el peso de la historia caiga sobre mis hombros. ¿Cómo apurarse cuando Snape está disfrutando tanto el haber atrapado a Black? ¿Cómo leer rápido cuando todos los personajes por fin comienzan a entender lo que debió ser discutido trece años atrás? Se me paran los pelos.
01. Neverwhere
No es ninguna sorpresa. He dicho en varios posts ya que Neverwhere es mi libro favorito de la vida. Lo leí por primera vez en el 96 o 97 y nunca ha dejado el primer lugar. Lo releo todos los años o año por medio porque extraño a Richard Mayhew, a Hunter, a Door; incluso al Marqués de Carabás y, por sobre todos, a los increíbles Mr. Croup y Mr. Vandemar. Me mato de la risa con esos dos, a pesar de que son los malos de la película.
A propósito de película, se supone que Neil Gaiman está trabajando en un guión para hacer la película de Neverwhere, pero la han dilatado tanto que ya no sé qué pensar. Desde que lo conocí, en 2009, que está en la misma y yo tengo a mi reparto de actores elegidos! Se me van a poner muy viejos para los personajes. Ya pues, Neil, menos hacer como que tocamos el piano con la señora esposa y más tipeo del guión, pues.
Aprovecho patudamente este post para que me recomienden libros. POR FAVOR. En inglés o en español. Gracias.
Leyendo el diario, hay días en que no debería leerlo porque quedo mal (pero ese es otro tema), me tropecé con el siguiente titular: «Norma que traba ingreso de libros causa controversia en Argentina.» Procedo a leer la nota (porque me gusta el tema de los libros y porque tengo un Diplomado en Edición y Publicación) y quedé PLOP.
Resulta que si tu vives en Argentina y compras un libro por Internet, desde esta semana te va a llegar a tu oficina de Aduana más cercana, no a tu casa. En Aduana, para que te entreguen el libro, tendrás que pagar diez dólares; y eso es sólo si el libro que pediste pasa las pruebas que le van a hacer en Aduana. ¿Qué pruebas? A la tinta. A LA TINTA. El gobierno federal dice que todo esto es para proteger a los ciudadanos argentinos de los posibles tóxicos que tengan las tintas usadas en el extranjero.
Estoy como marcando ocupado. En mi vida había escuchado una norma tan idiota. Ya, puede que tengan antecedentes sobre toxinas en la tinta de libros que llegan desde afuera, pero ¿someter cada libro que llega por correo a pruebas y más encima cobrarle al usuario y hacerlo ir a Ezeiza, que está a 35 kilómetros del centro de Buenos Aires?
Me da la impresión, y espero no pecar de inocente, que las compras de libros por Internet en Argentina han ido en aumento (no manejo cifras) y, por lo mismo, las editoriales que tienen su negocio en ese país, reconocido por vender libros a muchísimo menor precio que en Chile, están tomando medidas. O al menos haciendo lobby político para que se tomen medidas y este es el primer paso.
Están asustadas las editoriales. Al menos los conglomerados grandes que temen dejar de recibir tantos millones por concepto de venta de libros; las independientes están acostumbradas a sufrir y considero que siempre tendrán trabajo, hay harto talento en toda Latinoamérica en gente que no apela necesariamente a la masa y las editoriales independientes son su mejor opción para legar a un público cautivo.
Recuerdo que durante el Diplomado hablamos harto del libro digital pero las editoriales que nos visitaron (grandes y pequeñas), estaban recién -hace dos años!- tomando las primeras medidas para meterse en el tema. ¿Demasiado tarde? Quizás no, pero reaccionaron muy lento y eso les va a costar. De todas formas ya son parte de un proyecto editorial global en español, donde los usuarios podrán comprar títulos digitales en nuestra propia lengua a diferentes lectores o simplemente al computador.
Amo leer. Amo dar vuelta las páginas de los libros. Me gusta poder sentir el peso de una historia no sólo en sus palabras. Pero también soy cómoda y soy moderna, entonces tengo mi Kindle lleno de libros y lo acarreo para todos lados, algo que no podría hacer con todos los libros que quiero leer. Entiendo el romanticismo de tener un libro entre mis manos pero no puedo dejar de lado lo práctico que es tener un lector digital, lo sencillo que es adquirir un libro a través de Internet y el placer que se siente borrarlo del Kindle si no me gustó (jamás quemaría un libro, eso sí, entonces es menos satisfactorio odiar un libro en papel).
Está, claro, la traba chilena que es el debate eterno del precio de los libros, todo por culpa del IVA. Uno de mis profesores, Gerente de un conglomerado editorial enorme, nos hablaba del tema así (parafraseado): le echan la culpa al IVA pero la realidad es que el IVA es muy poco. Si una persona no compra un libro porque cuesta 25 mil pesos, tampoco lo va a comprar si cuesta 23.
Creo que tiene razón pero también creo que habla desde el punto de vista del negocio. A él no le llama la atención que el libro cueste 25 mil pesos. Yo, como lectora, creo que a menos que sea la Enciclopedia Británica completa, un libro jamás debería costar sobre los 15mil, por una cuestión ética y sin tener en cuenta el papel, la tinta, la impresión, el diagramador, el editor y todo lo demás que la gente no ve y que está presente en la elaboración de cualquier libro.
Yo tengo la suerte de saber otro idioma y poder comprar libros por Internet a un tercio del precio en Santiago. Un ejemplo: En Santiago, Los Juegos del Hambre cuesta 18mil pesos (el primero, porque va subiendo) y en Internet puedo encontrarlo -nuevo- a 6 dólares. Como soy chilena ascurría, lo compro donde el envío es gratis. Listo. Con todo lo que ahorré, me compro más libros.
Pero no todos tienen esa posibilidad y de verdad creo que si queremos formar mejores seres humanos, intelectual y espiritualmente hablando, al menos deben existir políticas de gobierno y privadas que permitan que los libros (los que sean) lleguen a los sectores más vulnerables. Hay iniciativas pero son pocas y, a pesar de eso, han generado cambios cuantiosos. Cuando una persona lee y se entusiasma por leer, no sólo disfruta de una historia cualquiera sino que escribe mejor, estudia mejor, aprende mejor, aspira a más y -por ende- mejora como persona. Si las posibilidades hay que darlas de chiquitito, pero si las políticas no están, habrá un papá o una mamá que inculque ese cariño por leer (aunque no exista en ellos mismos) a ese hijo/hija.
Ya me puse medio sermoneadora pero es un tema que me toma y cuesta que me suelte. Lo que quiero decir es que sí, en Chile los libros son muy caros pero no es sólo culpa del IVA; sí, la norma en Argentina es pelotudísima pero me hizo reír así que yay; sí, puede que usted tenga hijos y odie leer y espera que en el colegio les nazca el amor por ellos; sí, usted está equivocado y si quiere que sus hijos lleguen a la Universidad o sean mejores personas, hágase el ánimo de al menos inventar que las historias son entretenidas y no una obligación. Lo del precio es una excusa (libros usados hay en muchas partes y, si no, bibliotecas), así que no alegue que no lee porque los libros son muy caros.
Libros, editoriales, negocios, necesidad. De eso va este post, al menos. Y alégrense que no me puse hablar del proceso de edición ni de la vital importancia que tiene porque no termino nunca. Amo editar. Ya. Eso.
Anoche fuimos a ver Los Juegos del Hambre. No puedo describir lo emocionada que estaba por ver la película, después de haber devorado los tres libros tres veces. Sí, tres veces. Alcancé a releer el primero antes de la película así que todo estaba fresquito en mi memoria, pero creo que el director y los guionistas hicieron un trabajo de adaptación espectacular.
Con Harry Potter, siempre me pregunté si quienes no han leído el libro entendieron la película o no. Creo que los cambios que le hicieron a este film son enanos, considerando lo que abarca el primer libro; pero hay un par de cosas que -como siempre- me dejaron marcando ocupado, otras que amé, otras que me dieron lo mismo y otras que me sorprendieron mucho.
Ah, advertencia: hay spoilers, obvio. Si no han visto la película, no sigan leyendo. Si no saben si verla pero leyeron el libro, es decir, conocen la trama, continúen. Si no conocen la trama, pueden revisar este post. Sepan que les cuento la película entera a continuación.
Anoté cosas así que empecemos.
La película comienza con Caesar entrevistando a Seneca Crane, el cerebro de los juegos de este año. Me gustó que empezara así porque te explica de inmediato la naturaleza de los juegos, por qué existen, por qué Prim tiene tanto susto (Prim no es perfecta en la película! Prim tiene emociones! Me encantó, a los 2 minutos), por qué es un día especial en todos los distritos y por qué en el Capitolio es considerado un honor participar en los juegos.
Aquí aparece la primera escena ‘extra’, algo que no vemos en el libro pero que pusieron en la película y funciona: Prim tiene miedo porque es su primer año en La Cosecha y Katniss le canta para tranquilizarla. En el libro, Katniss menciona que hace esto pero, claro, nunca lo vemos y creo que fue un toque lindo para entender por qué Katniss se ofrece a tomar el lugar de su hermana. Prim es todo para Katniss. (Y gracias por mostrar a Buttercup, aunque sea por un segundo. En serio).
Para mover un poco la historia, cambiaron algunas cosas, en la Arena de competencia también hay cosas diferentes, pero nada daña la historia y eso me gustó mucho. No es una adaptación página por página del libro (te estoy mirando a ti, HP y la Piedra Filosofal), pero mantiene el 95% de lo que sale en el libro y le añade unf. Pucha que es importante el unf.
Cosas que me gustaron:
Cosas que me no me gustaron tanto:
Hay dos cambios que no sé cómo van a manejar (supongo que sí, tendremos que esperar a la próxima película) y por eso me llamaron la atención:
Iba a escribir de estos libros la semana pasada pero tenía que escribir de Neverwhere primero, siempre primero. El jueves estrenan la película así que, con el corazón en la mano y las expectativas por el cielo, les quiero hablar/recomendar estos libros llamados Los Juegos del Hambre.
Los Juegos del Hambre (The Hunger Games) son una trilogía escrita por Suzanne Collins. Como no quiero arruinarles la película, les voy a hablar más del primer libro que de los otros dos e intentaré hacerlo sin spoilers. Vamos que se puede!
Todo comienza en el futuro, en un mundo post apocalipsis donde hay una ciudad central (el Capitolio) y 12 colonias alrededor de él, en un país llamado Panem (donde solía estar Estados Unidos). La gente del Capitolio vive en la opulencia, mientras el resto de las colonias les entrega materia prima, pero mientras más lejos del centro (mientras más alto el número), menos regalías, menos comida, menos todo.
Después de la guerra, el Capitolio no hayó nada más entretenido que castigar a las colonias rebeldes instituyendo Los Juegos del Hambre, un campeonato anual donde cada colonia envía a dos tributos (un hombre y una mujer, elegidos vía papelito entre quienes tengan de 12 a 18 años) a competir hasta la muerte. El que termina vivo gana. Gana vida, gana dinero, gana fama y gana comida para su distrito.
El libro está escrito en primera persona (algo que generalmente odio pero aquí funciona demasiado bien), así que vemos todo lo que pasa a través de los ojos de la protagonista: Katniss Everdeen, una muchacha de 16 años que vive en el Distrito 12. Es una chica pequeña en contextura pero con un fuerte carácter, ya que tuvo que hacerse cargo de su familia luego de perder a su padre, así que sale a cazar al bosque, intercambia productos y lleva la comida a la casa, donde vive junto a su hermana Prim y su mamá.
Cuando Prim es elegida como tributo del Distrito 12, Katniss no lo soporta y se ofrece como voluntaria para ir a los Juegos. Eso la pone en el ojo del huracán porque es raro que, a excepción de los Distritos 1 y 2, alguien quiera ir a los Juegos. Todos ven lo que ocurre en ellos a través de la televisión y es casi obligatorio para los ciudadanos de Panem ver cómo los suyos se baten a duelo con otros jóvenes, con niños a veces, todo como castigo por rebelarse contra el Capitolio.
Y así empieza la historia, con Katniss y su preparación para participar en los Juegos, desde su entrada al Capitolio, a cómo va desarrollando habilidades en la cancha para poder sobrevivir. Ahí podemos ver lo brutal que es la naturaleza de los Juegos, cómo es imposible confiar en alguien (a lo Mulder!) y saber que tarde o temprano Katniss va a tener que matar a alguien, sin importar quién sea, porque el futuro propio y el de las familias en casa está en juego.
Los Juegos del Hambre es de esos libros que te toman y no te sueltan hasta el final del tercero. Yo los leí por primera vez hace más de un año y aún recuerdo cómo se me llenaban los ojos de lágrimas a cada rato, cómo se me paraban los pelos con algunas escenas de los Juegos mismos, cómo en algún momento (sobre todo durante el segundo libro), tuve que dejarlo a un lado porque era demasiado seguir leyendo, sentía dolor de guata, visceral, pero no podría dejar de leer. Lamentablemente, no les puedo contar nada de la trama de los otros dos libros sin arruinarles el final del primero. Sorry.
Al otro que amé de inmediato fue a Haymitch, el mentor de los tributos del Distrito 12, ‘honor’ que ostenta por haber ganado alguna vez los juegos. Es el único ganador que ese distrito ha tenido y Haymitch, derrotado por tanta muerte cerca y otras cosas que ya descubrirán, no está ni ahí con su tarea de mentor y lo único que hace es emborracharse. Hasta que conoce a Katniss y a Peeta.
Hay muchos más personajes, por supuesto: están los tributos de los otros 11 distritos, la gente que hace los juegos, el Presidente de Panem, el mejor amigo de Katniss (Gale); pero Peeta y Haymitch siempre han sido mis favoritos del primer libro.
Se los recomiendo a ojos cerrados, con pelos parados y dolor de guata. Se los he prestado a amigos y familiares y TODOS los han encontrado entretenidísimo de leer, rápidos e intensos. Hasta mi abuela de 83 años los leyó, aunque tuvo que dejar el tercero a medias porque ya no soportaba tanto OMGWTF.
Queda poco tiempo pero si pueden leerlo antes de la película, háganlo. O si les da lo mismo el orden (yo prefiero leer el libro primero), vean la película el fin de semana pero lean el libro igual porque estoy segura que les va a gustar. Les he recomendado puras cosas buenas y ¿cómo voy a empezar a fallarles ahora? IMPOSIBLE.
Obviamente, el viernes se viene post de la película. No tienen idea lo emocionada que estoy de verla, aunque alegué un buen rato por el cásting de Katniss, ahora me importa nada, quiero ir a verla ahora ya. Ojalá sea buena, por favor. El viernes les cuento.
Amo leer. Desde que tengo memoria que siempre traigo conmigo un libro en la mochila/cartera/bolso, para leer en el metro o la micro, para matar los tiempos muertos cuando hay que hacer trámites/filas, para volarme un rato y no pescar a la gente alrededor mío.
El primer libro que me agarró fuerte fue Harry Potter, así que durante varios años no tuve problemas en encontrar algo que me entretuviera porque tomaba el tomo que tuviese a mano y lo releía una y otra vez. Pero ahora que Harry terminó, tuve que empezar a buscar otros horizontes. Al principio, me recomendaron sagas parecidas (libros para adolescentes, libros de aventuras) y me fue súper bien: amé Los Juegos del Hambre, me entretuve cualquier cantidad con Percy Jackson y con otros libros que no eran trilogías o sagas.
Mi problema empieza ahora, cuando ya leí todos los libros que me requeterecomendaron y estoy tiqueando la otra lista, la de los «y cuando termines estos… sigue con estos otros, quizás te gustan». No me han gustado.
Empecé una trilogía llamada «El Heredero del Guerrero» y, aunque el primer libro fue súper entretenido (me encanta la cuestión medieval), el segundo (El Heredero del Mago) me costó un siglo terminarlo y el tercero tuve que saltarme partes. Lo encontré lentísimo, bla bla bla, o quizás simplemente había perdido el interés en la historia.
Aquí va mi pregunta para ustedes. ¿Qué hacen? Si un libro no les gusta, a la mitad, ¿dejan de leerlo? ¿O se ponen obsesas como yo y aunque les duela y les de sueño y rabia, lo terminan a como dé lugar?
No puedo no terminar un libro. No puedo no saber el final. Puedo odiar a todos los personajes pero termino el libro igual. Me salto párrafos, me adelanto capítulos. Sí, hago trampa pero tengo que saber en qué termina la maldita historia.
Me pasó con un libro adorado por muchos: El Hobbit. Había leído El Señor de los Anillos en la adolescencia y me había costado terminar el primer libro, los otros dos fueron una delicia; y como nunca había leído la precuela, me tiré a la piscina el año pasado. Lo odié. Odié a TODOS los personajes. Me cargó la forma en que estaba escrito, me cargó que cantaran eternamente, me cargó que se quejaran por todo y que hablaran hasta por los codos. En mi vida me había costado tanto terminar un libro, pero lo logré.
Confieso que hasta me da un poco de susto empezar un libro nuevo ahora, sabiendo que es parte de una trilogía o saga. No quiero decepcionarme pero tampoco quiero quedarme sin leer algo que puede ser potencialmente maravilloso. Por el momento, estoy juntando libros unitarios. Nada de trilogías ni historias eternas ni nada. Hasta que los eche de menos. Porque sé que va a pasar y no quiero dejarlos de lado o enojarme porque se pusieron fomes. Nada más triste que odiar un libro (a menos que sea Crepúsculo, ahí sí).