No sé qué tiene Keira Knightley. No es muy buena actriz pero aparece en películas que me interesa ver; no es muy bonita (es demasiado flaca como para ser bonita) pero tiene un noséqué que hace agradable mirarla. Al menos a mi me provoca eso y, por lo mismo, siempre veo sus películas.

Hija de un actor y una escritora, Keira Knightley empezó a trabajar frente a la pantalla bien joven. Hizo papeles secundarios en películas para la televisión británica hasta que George Lucas decidió incluirla en su Amenaza Fantasma (o como que llame, me niego a buscarlo) como la doble de la Reina Amidala. Y sí, Keira se parece a Natalie Portman pero se parece mucho más, sobre todo en los gestos y en como actúa, a Winona Ryder. Quizás por eso me gusta.
El primer rol real de Keira fue en Bend It Like Beckham, que yo jamás pensé que vería porque a)me carga el fútbol y b)entre las películas de deportes, las de fútbol deben ser las más fomes del lote. Pero con ese cuerpo de niño y esa sonrisa simpática, Keira se ganó el corazón de la audiencia y empezaron a llamarla para hacer más cosas, entre ellas, una versión nueva del Doctor Zhivago, que no he visto pero se ve medio pobre.
Claro que después como que dio con el premio gordo porque llegó a sus manos Los Piratas del Caribe, con súper ventas incluido, Johnny Depp y Orlando Bloom en el triángulo y como quince mil secuelas que la siguen poniendo en las noticias y en los tabloides. Me dicen que son entretenidas y de todas las películas que ha hecho Keira, estas deben ser las únicas que nunca he visto enteras. Considerando lo famosas que son, es como raro. Bueno, sigamos.
Entre la primera Piratas y la segunda, Keira hizo un montón de cosas maravillosas: Love Actually, esa sinfonía de historias de amor encabezada por Hugh Grant, Bill Nighy, Alan Rickman y taaaaaaanto otro talento británico que de puro pensar en los nombres me hace sonreír y llorar a la vez; King Arthur, que aunque de drama histórico tenía bien poco y no me gusta Clive Owen, es hiper entretenida y como me gustan las películas de la época medieval, la disfruté a concho y me encanta; The Jacket, una película que pasó piola pero que es muy, muy buena, y Keira comparte créditos con Adrien Brody, recién salido de su Oscar por El Pianista.

Además, hizo dos películas muy distintas pero en las que funciona muy bien, demostrando que es más que una cara bonita (de verdad creo que esta es como la época de oro de esta chiquilla, puras películas buenas). Una de ellas es Dominó, donde toma el rol de Dominó Harvey, una chica de plata que pasó de ser modelo a buscadora de tesoros/asesina a sueldo, drogadicta y malas pulgas. Basada en una historia real, Keira tuvo la oportunidad de conocer a la verdadera Dominó antes de que muriera de una sobredosis y creo que eso la ayudó mucho a conectarse con el papel porque de verdad que la película me gustó harto.
La otra es mi segunda película favorita de todos los tiempo forever amén: Orgullo y Prejuicio. Tengo pensado dedicarle un post especial a esta película así que no quiero hablar mucho de ella ahora, pero amo todo y cada segundo de film que ella significa. Keira estuvo muy pero muy bien en ella, demostrando el rango de su talento y de lo importante que era este rol para su carrera. Amo esta película.
Tras el éxito comercial y de crítica de Orgullo y Prejuicio, Keira se hizo hiper famosa y siguió haciendo películas, comerciales e independientes. Tras terminar dos secuelas de Piratas del Caribe, hizo The Edge of Love con Sienna Miller (bonita pero olvidable, lo que más recuerdo es que llovía mucho y ambas usaban falda y calcetas largas y eso me dio frío); The Duchess, donde lleva el peso completo de la película al protagonizar la vida de la Duquesa Georgiana, vestidos y peinados gigantescos incluidos; y Atonement, junto a mi queridísimo James McAvoy. Reconozco que me gustó harto la película porque odié el libro, creo que incluso lo tiré lejos más de una vez y con fuerza, pero la película se hace soportable porque salen actores que me gustan. Además que la última escena es una maravilla. Igual te odio Briony. Con furia.
Aquí encuentro un cambio en las elecciones y en la postura de Keira. Empieza a hacer películas más ‘adultas’. Ya no es la jovencita de la película, aunque sigue siendo muy joven, y opta por películas más bien independientes pero basadas en libros o historias profundas, complicadas y reconocidas por la crítica mundial. De este período salen Never Let Me Go, que me rompió el corazón en mil pedacitos; Last Night, con Guillaume Canet y reconozco que esa fue la única razón por la que la vi; London Boulevard, con el apestoso Colin Farrell (sorry) y A Dangerous Method, donde es la paciente que tratan Jung y Freud a principio del siglo pasado.
Ahora prepara una nueva versión de Ana Karenina y pronto se va a estrenar una película donde hace pareja con, rarísimo, Steve Carell. Me cuesta imaginármelos juntos pero es una comedia sobre el fin del mundo, así que ojalá sea entretenida, al menos.
