
JEJU es la isla más grande de Corea del Sur y es provincia independiente. Está en la parte más al sur del país y se llega en avión desde Seúl, poco más de una hora, pero nosotras viajamos desde Busan en 50 minutos (también hay un ferry pero demora muchas horas así que descartado). Se sugiere arrendar un auto para recorrer la isla pero a nosotras no nos resultó, así que decidimos contratar tours por el día para conocer la isla completa y fue la mejor idea: más barato que andar en auto, te llevan a muchas partes, aprendes sobre la isla y su cultura, conoces gente de todo el mundo y si quieres dormir en el viaje de regreso puedes hacerlo.

En vez de contarles qué hicimos día a día, les voy a hacer un resumen de tooodas las cosas que se pueden ver en Jeju. La isla es grande pero recorrible y con los cuatro días que estuvimos ahí pudimos conocerla casi completa, viviendo experiencias nuevas (hicimos DE TODO), entretenidas y con gente muy pero muy maravillosa.

Al centro de la isla está la montaña más alta del país, Hallasan, que no subimos porque el circuito es larguísimo. Sí subimos un cerro de 1600 metros que está en frente, para ver la montaña; nos tocó un día soleado precioso pero con neblina, así que pudimos ver una parte de la cima del Hallasan, de todas formas la subida valió la pena porque es puro bosque otoñal maravilloso. Como yo subí lento, en más de una parte me quedé sola sola sola, rodeada de naturaleza, sólo sintiendo el viento bailando en las hojas de los árboles y algún pajarito a lo lejos. De las cosas más hermosas que he vivido, aunque estuve a punto de devolverme tres veces, de verdad me costó subir y juré nunca más subir un cerro jaja.

En JEJU también puedes pasear por el centro de la Tierra. Ya, no tan así pero como la isla es volcánica, desde hace miles de años que se han ido creando túneles subterráneos de kilómetros de profundidas y uno de ellos está abierto al público, así que puedes adentrarte un kilómetro completo por debajo de la tierra. ¿Me dio cosita? Sí. ¿Fui igual? Obvio. Te demoras unos veinte minutos caminando para llegar al punto de retorno y se siente porque el oxígeno es diferente, la luz artificial es tétrica y cae agua por todas partes.
La ciudad misma tiene muchas tiendas, calles llenas de lugares tradicionales para comer. Jeju City está a cinco minutos en bus del aeropuerto, hay una micro que da la vuelta por el centro y es más barata que el bus hacia/desde el terminal, así que es muy cómodo porque los tour salen desde ahí. También hay buses que recorren la isla por tramo (este, oeste, hacia el sur), todo se mueve en micro porque en Jeju no hay metro, no se puede cavar por la piedra volcánica.
En el sur de la isla está la segunda ciudad más grande, y donde se concentra el turismo tipo resort. Ahí hay restaurantes bonitos, un estadio, mucho verde en las calles, cabañas junto a la playa, salidas en bote al mar y paseos por la costa. Si les gusta caminar, Jeju es el mejor lugar porque tiene 27 segmentos destinados a las caminatas, con mayor o menor dificultad dependiendo de la geografía, durante las cuales pueden ver costa, bosque, cerro, lagunas, puerto y ciudad.

Recomiendo mucho pasar por al menos una de las villas folclóricas o tradicionales de la isla. Jeju es un lugar orgulloso de sus tradiciones y la isla es territorio matriarcal, donde las mujeres eran las que trabajaban y salían a buscar comida, son ellas las que mandan, las que ordenan, las que convirtieron a la isla en lo que es hoy: un lugar independiente, seguro, muy limpio, con un conjunto de reglas a respetar por todos. Ya en el bus que sale del aeropuerto puedes ver un video de cómo comportarte en el transporte público (no habar por teléfono fuerte, sentarte en la ventana para dar el asiento de la orilla a quienes tienen dificultad para desplazarse, no comer en el bus y harto más).
Nosotras fuimos a una villa tradicional donde nos invitaron a tomar té de Okja, típico de la isla; es un té que sabe distinto quien lo tome y depende del sabor que siente es lo que tiene que arreglar en su organismo (por ejemplo, si lo sientes salado, debes tomar más agua; si no sientes amargo, quizás tienes problema en las articulaciones). Otro producto típico son las mandarinas, en Jeju crecen hermosas y deliciosas, la isla completa siente orgullo de su producto de exportación. En todos los caminos verán campos o invernaderos dedicados a las mandarinas, que son grandes, como un pomelo. Venden mermelada, chocolate, té, cremas, shampoo, de todo, con el ingrediente principal mandarina.

Recorriendo la costa pueden encontrarse con acantilados de este tipo, salidas en bote por el borde costero (nosotras salimos en un tour así en un día con mucho viento y diosmio fue como estar en un juego de parque temático con tanto vaivén pero fue espectacular! sobrevivimos felices, con susto pero felices, Ese día hubo remolinos de tierra y de agua a metros de distancia. CUATICO).
También visitamos un jardín botánico precioso, un museo de arte en 3D donde nos sacamos fotos muy chistosas y novedosas, un parque donde pudimos ver la ceremonia que hacían las mujeres buceadoras de Jeju antes de entrar al mar (por favor busquen información sobre ellas, son maravillosas y un oficio que está casi en extinción, historia viva declarada patrimonio de la humanidad por UNESCO), comimos jabalí negro (que sólo se puede comer en la isla), pasamos por el museo del Sexo y aprendimos sobre las tradiciones de pueblo de Jeju en la villa folclórica, un pueblo tan lejano a nosotras pero tan interesante y bonito. Se nota el amor de la gente por dar a conocer su cultura, lo felices de ver a turistas tan distintos interesados en ella. Un amor la gente de Jeju, salimos enamoradas de todas las personas que conocimos.