Vacaciones: Amsterdam

Primera vez en Holanda.

Le tenía poca fe a Amsterdam, la elegimos porque ninguna de las dos había estado ahí y considerando que las siguientes dos ciudades eran repetidas para ambas, pusimos el dedo en el mapa y cuando cayó en Amsterdam dijimos «mish, ok» y nos encantó.

Estuve tres días en Amsterdam y lo conocí casi completo. Es chiquitito, caminable, lleno de bicicletas, lindo, precioso. Mejor les muestro, ¿no?

Tadá! Tal como en las postales: canales, casas pegadas y muy angostas, harta bicicleta, cielo despejado. Lindo, lindo.

 

Nos quedamos en un bote, es decir, el hostal era un bote y la habitación era ENANA, pero fue entretenida la experiencia de dormir en un bote real en un canal real. Elegí dormir en la parte de arriba del camarote, al menos la cama era cómoda.

 

Este es el puerto donde está el bote. Si les tinca, se llama Avanti y la dueña, una escocesa de Glasgow re simpática, da desayuno y te deja usar la cocina si quieres cocinar algo (siempre que la dejes limpia, después de usarla). Tiene una terraza re linda para tomar algo en la noche (si no llueve o hace viento) y una sala de estar chiquita donde hay tele y juegos de mesa.

 

Tan bonito el piso, ¿cómo no le iba a sacar foto? Esto es en una galería que tiene adornos del tipo marino por todas partes. Bella.

 

En la plaza DAM, como nuestra Plaza Italia, donde están todos los edificios importantes. Obviamente, también está lleno de turistas y hasta ahí fuimos para tomar un tour de esos gratis donde caminas mucho y aprendes más. ¿Ven los rieles? En Amsterdam se usa mucho el tranvía, vi pocos buses.

 

Nos tocó un guía español que lleva veinte años en Amsterdam, así que su visión de la ciudad fue súper interesante. Amé que le dijera a la ciudad «ciénaga pantanosa sin un solo recurso natural». Según él, Amsterdam fue construida por el hombre, completamente pensada para existir. También nos dijo que los holandeses son medio brutos pero muy honestos, si te ven haciendo algo desubicado en la calle, no esperan a que venga la policía, ellos mismos te dicen «oye, ubícate» porque cuidan su ciudad.

 

Además, tuvimos suerte porque el día que nos tocó fue exquisito: soleado pero no caluroso, con viento, muy lindo.

 

Vimos la casa más angosta del mundo. Me hubiese gustado verla por dentro porque ¿qué muebles caben en un metro y medio? ¿Cómo duermes? Me intriga. Las casas son angostas porque se pagaba impuestos por el espacio, así que convenía más construir hacia arriba que hacia los lados (amo esos datos que te explican la ciudad, como que en Lituania se pagaba impuestos por tener ventanas, entonces las casas eran muy oscuras).

 

Este jardín tan bonito está rodeado de departamentos donde sólo viven mujeres. Hay una lista de espera de años para conseguir un espacio aquí, la demanda es altísima y sí, son mujeres solas, de más de 30 años, que van a vivir ahí en silencio y contemplación o algo así. No son monjas pero han decidido vivir en paz ahí en ese jardín. HEAVY.

 

Y las bicicletas: muchas, por todas partes, tienen preferencia en las calles, no te dan la pasada, es bacán. Jaja. En los canales también hay bicicletas porque a veces se caen al agua.

 

Al día siguiente tomamos un tour en bote. Había que hacerlo, pasear por los canales y ver la ciudad desde esa perspectiva. El viaje dura una hora y es bien bonito. Hay unos botes que hacen otro tipo de tours, jaja, con copete y fiesta y amigas/amigos para quien lo contrate. Por si les interesa el dato.

 

Justo después empezó el viento y a caer agua del cielo. Resumen: no había visto llover así de fuerte hace años, ni en Santiago, fue hermoso y amo la lluvia y me mojé entera pero feliz porque la lluvia es linda. (Esas tienditas a la izquierda es el mercado de flores, mucho souvenir).

 

Pensé que iba a ver más tulipanes que zuecos pero no, mucho zueco, con diseño, sin diseño, gigantes, pequeños, de imanes, de cuadros, de poleras, de todo.

 

Ahem.

 

El último día fuimos al Museo de Van Gogh porque favorito. Aquí sí que hay mucha gente sacándose fotos y visitando museos. Yo soy seca para sacarme selfies, hasta logré que saliera la palabra completa atrás. *se aplaude sola*

 

Frente al Museo Van Gogh hay mucho pasto. La explanada es exquisita para tomar solcito y descansar después de caminar la ciudad completa como tres veces. No te das ni cuenta pero caminas mucho recorriendo y perdiéndote por la ciudad, es una de las cosas que nos dijo el guía español: perderse en Amsterdam es maravilloso y lo pudimos comprobar. Al menos a mi me encantó llegar a una esquina y decidir en el momento si ir a la izquierda o a la derecha, fue lindo.

 

*tiene 12 años*

 

La ciénaga pantanosa tiene la escoba en las casas. ¿Notan que están chuecas? Están chuecas! Torcidas! Porque el suelo se mueve y uff. Por lo mismo, las casas en Amsterdam son de ladrillos pequeños y madera, para fluir con ese movimiento terrenal, porque cuando las hacían de piedras, se quebraban y era peor. Raro, no? Pero entretenido. Además, y se nota poco pero les juro que es cierto, en la parte de arriba tienen ganchos, todas las casas, para subir los muebles porque como son tan estrechas, ni los comedores caben por las puertas y hay que subirlos con cuerda parar meterlos por las ventanas.

Saqué 1530 fotos en todo el viaje y acá les muestro apenas la punta del iceberg, lo más representativo del paseo por Amsterdam, así que espero que les haya gustado. Tengo otro post preparado sobre la ciudad, con datos choris y no tan choris, pero eso viene más adelante. Gracias por viajar conmigo 😀