5 cosas que aprendí con mi último viaje

Porque de todo se aprende en la vida.

05. Investiga
Me castigo porque soy muy floja en este sentido y ahora lo pagué con creces. Debo aprender cómo investigar sobre el lugar que quiero visitar sin odiar el proceso ni pensar que me arruino el viaje mirando tanta foto. Lo digo porque en este viaje no revisé Internet ni vi fotos de los lugares a los que iba a ir y claro, me sorprendí para bien con la mayoría, pero hubo un par de excepciones en las que de verdad no había nada que hacer y de haberlo sabido antes, no habría parado en esos lugares para hacer ciertas cosas que podría haber hecho en otra parte. ¿Se entiende? La cagué, jaja, por floja. Nunca más.

04. Sé flexible
Por tener todo tan metódicamente arreglado meses antes de viajar, con pasajes comprados y hostales reservados, el espacio para improvisar era casi nulo. Pudimos pero lo mínimo y considerando que, como he dicho ya, en algunos lugares no había nada que hacer, esa flexibilidad se hubiese agradecido (para saltarse lugares, para moverse más rápido de un lugar a otro, para aprovechar mejor el tiempo). Nunca me había pasado eso de necesitar flexibilidad, porque generalmente a uno le falta tiempo para estar en una ciudad o pueblo, pero acá me pasó y más de una vez.

03. No viajes con cualquier persona
NUNCA viajes con gente -a menos que sea por trabajo- con la que no ames pasar tu tiempo. Yo pensé que podría, me hice la loca, y no fue lindo. Viajé con una persona con la que no tengo cosas en común entonces los temas de conversación fueron limitados y se acabaron en una semana. Imaginen lo que es tener que seguir conviviendo con esa persona por 20 días más. No es lindo. Me pesó, me dolió, me dio rabia conmigo… intenté no odiar la situación y lo logré apenas, pero aprendí que nunca más. Eso del mejor sola que mal acompañada se me aparecía en todas partes, así que para la próxima, me voy a tener que hacer la valiente no más y viajar sola.

02. La risa es vital
Suena a comercial o a poster con animalito incluido pero cuando me di cuenta que había pasado más de una semana sin reírme, me vino un bajón enorme. La risa es tan importante. Y si no tienes con quien reírte, que ya es triste, por último reírte de ti misma. Yo tuve que hacer eso y me reía de mi, de la gente desconocida alrededor, de los animales que veía, porque no me quedaba otra. Si la risa es crucial para vivir, imaginen lo importante que es cuando estás de vacaciones. Uff. (Y aquí quiero decir que no es que yo necesite que me entretengan y me hagan show, pero viajar con alguien fome/sin tema, es difícil!)

01. No escuches a los demás
Esto me llegó junto con lo anterior en un sólo día, lo pasé pésimo y me quería devolver a mi casa, ahí empecé a hacer esta lista porque me dije, no po. NO. Así que por eso lo pongo en primer lugar, porque al final, la vida es de una, de nadie más, y que te digan «es que tienes que hacer esto» no tiene que ser tan en serio, no para ti. Cuando son sugerencias de lugares, bienvenidos; pero cuando son modos en los que hacer las cosas, ahí ya no me gustó. Como dijo mi amiga Paula «si vas al caribe y te quieres encerrar tres días a leer sin ir a la playa, weá tuya!» y sipo, weá mía. Me cuesta lidiar con esto porque esas ‘sugerencias’ me hacen sentir como que estoy haciendo las cosas mal, como que no estoy aprovechando mis vacaciones, pero después me doy cuenta que esas ‘sugerencias’ son de otras vidas, de otras formas de pasar el tiempo, y si no me tincan o no me gustan, no no más po. Lidio con esto, mucho, me cuesta y por eso le di harta vuelta pero ya entendí.

Uff. Como que me cansé. Pero quedé livianita. Fue un viaje difícil en un momento pero cuando se me aclaró la película, me pude relajar, salir sola y respirar, no me quedó otra y ya fue. De todo se aprende, eso lo tengo claro, y yo logré entender estas cosas que, espero, no tenga que volver a enfrentar :p