Vacaciones (parte 7 y finaaaaal)

Mireia y yo tomamos un tren muy especial y fuimos a la frontera con Francia. Aquí les muestro cómo es. Este post incluye hartas fotos y muchos animales. 🙂

Buscando lugares bonitos para mostrarme, Mireia encontró en Internet un tour por los Pirineos que se hace en un tren amarillo. Como el de Mundo Mágico! Lo juro. Es un tren amarillo que va subiendo por la montaña y pasa por pueblitos enanos pero bonitos y hay mucha naturaleza y ríos y nieve. Queda en la frontera entre España y Francia pero no hay nada demarcado porque todos son Catalanes. Al menos eso me explicaron. Cuático.

Como que me dieron ganas de ir a Andorra, pero íbamos para el otro lado, a Perpignan.

Este es el único cartel que decía dónde estábamos y como estaba en francés, nos decía que esa cuadra era Francia. Donde está Mireia tomándome la foto es España. Ay, Europa.

Le Guau. Parece que es verdad eso de que los franceses no se bañan. Jiji 😛

Bonito el pueblo, ah? Aquí teníamos que tomar el tren que nos llevaría a la montaña.

Este es Aldí. Vive a unas cuadras de la estación de trenes y ese día, mientras íbamos pasando, se arrancó de su casa y caminó con nosotras. Me amó desde el primer momento, me hizo gracias, le hice cariño y ahí terminó nuestro affaire. Lo recordaré por siempre.

Ya en la estación, que es una casona antigua bien helada, esperamos que llegue el tren. Me gusta esta foto. Salgo estilosa. Jaja.

Ahí llegó el tren!!! El Tren Amarillo es la línea más emblemática de Cerdeña, ya que tiene varias paradas entremedio de los cerros, los Pirineos franceses, donde hay spas exclusivos y centros de esquí más exclusivos aún. Pura riqueza no más.

Así empieza el viaje, igualito al wallpaper típico de los computadores con Windows. Díganme que no.

*sueña que es el tren a Hogwarts*

EL PRIMER GATO QUE VI EN TODO EL VIAJEEEEEE. Y es Gato Salvaje, así que vale por diez. Era enorme! En todo el viaje sólo vi dos gatos, el segundo fue sobre una pared de concreto en Figueras. ¿Dónde están los gatos?

Con el dolor de mi corazón tomé esta foto para mostrarles el tamaño de los zancudos. Casi morí de un ataque al corazón cuando este enemigo entró al vagón. En serio. Uff.

No quise mostrarles 4876 fotos de montañas así que paso directo a la estación final. Aquí teníamos que tomar otro tren, en la Plataforma C, hacia Perpignan. Claro que antes de llegar a Perpignan, el tren paraba en Figueras. Ahí nos hicieron bajar para validar nuestro ticket electrónico pero SORPRESA, la máquina estaba en mal estado, se cayó el sistema y la «señora» de Servicio al Cliente nos dijo que no podía hacer nada y que no nos podíamos subir al tren. ¿PUEDEN CREERLO? Y se encogió de hombros y nos dejó abajo, sin respuesta, sin solución. Recuerdo su cara y me dan ganas de pegarle.

En uno de los pocos días calurosos que me tocaron, éste fue el más soleado. Y ahí estábamos las dos, en plena aventura, atravesando TODO EL MALDITO PUEBLO para ir a la otra estación de trenes a tomar algo que nos llevara hasta Perpignan, que era nuestro destino. Ahora me río pero ese día estaba TAN enojada que no le saqué ninguna foto al pueblo. Ni una sola. Mireia le sacó muchas porque Figueras es el lugar de nacimiento de Salvador Dalí. A mi me encanta Dalí pero ni eso hizo que sacara mi cámara de la mochila. Ver el gato fue bonito.

Pasamos la noche en Perpignan y al otro día fuimos a Girona. Es lindo Girona, me gustó mucho. Aparte que ya se me había pasado la rabia así que yay. 🙂

Todo en Girona es de este color, al menos la parte turística y del centro que es donde caminamos nosotras. También hay muchas escaleras porque el pueblo está sobre cerros. Ay, que me cansé. Puedo caminar por horas sin problemas pero si hay que subir cerros, me canso muchísimo. Así que seguí a Mireia con el plan de subir a lo más alto una sola vez y después bajar (no subir y bajar, subir y bajar. Ustedes entienden).

Y se ve bonito desde arriba. Harto verde, muchas callejuelas estrechas y algo oscuras, así que no sabes qué vas a encontrar al final. Puede ser una plaza o un parque, una plaza. Es lindo.

¿Ven? Los árboles crecen libremente, entre viejas murallas donde seguramente hubo casas antes.

¡Otro amiguito! Cosa más linda.

Y una panorámica de la ciudad junto al río. Debo decir que me gustó harto Girona, comimos un pan de cebolla MUY rico y helados. Mmmm. Ah, y encontramos una tienda donde vendían juguetes de madera y antiguos hermosísimos. Qué ganas de comprar todo lo que había ahí porque de verdad que todo era hermoso, con ilustraciones a la antigua y todo. Me compré un set de libretas, ya saben que soy la loca de las libretas. Y las carteras. Y el choco– me estoy desviando del tema.

Esas fueron las vacaciones. Muy caminadas, muy conversadas, muy comidas. Me distraje, que era lo que necesitaba, y aunque no descansé mucho, jaja, volví más refrescada y lista para comenzar de nuevo. Lindo paseo, lugares bonitos, reencuentro con amigas que extrañaba mucho y un viaje inolvidable con mi hermanito pequeño flaquito hermoso. Jaja. 🙂